Sin temor a equivocarme, me atrevo a decir que estamos frente a una verdadera revolución social en materia de comunicación. Así como, en su momento, el Renacimiento, la Revolución Industrial y la introducción de las encuestas en el mapa político, ampliaron significativamente el abanico de manifestaciones de un concepto tan complejo como el de opinión pública, hoy, en la primera década del siglo XXI, estamos experimentando la consolidación de una nueva etapa que, sin duda, sienta un inédito paradigma comunicativo.
El desarrollo vertiginoso de la tecnología y la informática, con sus redes sociales, blogs, periodismo 3.0, entre otros avances, han provocado un importante reacomodo de fuerzas entre los diversos actores que intervienen en un proceso de comunicación cada vez más participativo e incluyente que contrasta con el que veníamos experimentando antes de la repentina explosión de los “social media”.
Tal y como lo plantea el libro Medios de comunicación y opinión pública, Internet ha impactado en la comunicación incrementando los espacios de participación ciudadana. A diferencia de unos años atrás, cuando gran parte de la información era controlada por los grandes oligopolios mediáticos, cuyos propietarios dictaban muchas de las pautas a seguir en términos comerciales y editoriales, actualmente vemos cómo se presenta una disminución en el grado de influencia que esta élite político-económica ejerce en torno a la formación de opinión pública.
Si bien es cierto que aún padecemos los estragos de una dañina concentración de medios de comunicación en pocas manos, con su consecuente insuficiencia cuantitativa, tendenciosidad y pobreza cualitativa (según señala Giovanni Sartori), esta realidad ha ido cambiando paulatinamente, conforme ganan terreno nuevas opciones de comunicación electrónica, en detrimento de la capacidad de los medios tradicionales de influir a través de su agenda setting.
Ya muchos no se dejan llevar por lo primero que les receta la prensa. Basta con observar la masiva participación de usuarios en las redes sociales, por ejemplo, para detectar una tendencia creciente hacia la búsqueda de visiones alternativas de la realidad, no siempre coincidentes con lo que dicen las mayorías.
El receptor de la información ya no se conforma con ser un receptor – sujeto pasivo. Quiere trascender, ir más allá de lo que muestra la prensa que, casi siempre, corresponde a la superficie de un profundo iceberg que, bajo las aguas indómitas del acontecer noticioso, esconde muchas otras aristas, ángulos inexplorados, facetas desconocidas que, por conflictos de interés, conveniencia o simple negligencia, algunos medios de comunicación no sacan a la luz pública.
De ahí que los ciudadanos deban recurrir a otras herramientas que le otorguen un papel mucho más proactivo en la definición de los temas de interés público, hasta el punto de asumir el rol de periodista empírico, capaz de aportar datos, sugerir temas, tomar fotos, producir videos y hasta ser protagonista de la misma noticia.
Para ello nada mejor que explotar un medio en el que la libertad de expresión ha visto su más preciado sueño cristalizarse: el Internet, un instrumento que, en palabras de los autores Orlando D’Adamo, Virginia García, Flavia Freidenberg, es de respuesta rápida para generar movilizaciones, facilita la visibilidad de nuevos movimientos sociales y la comunicación entre grupos de derechos humanos, entre otros.”
La red mundial, con su inmenso poder que no conoce de fronteras, sexo, religión, ideologías, ni censuras, está haciendo que la información cambie de manos, colocándola más al alcance de sus depositarios originales, los ciudadanos, sin intermediarios ni tantas condiciones. En definitiva, la opinión pública se vuelve cada vez más pública y menos restrictiva, gracias, en gran parte, a los alcances de una verdadera revolución social en la era de las comunicaciones por Internet.
Bibliografía
Orlando D`Adamo, Virgina García, Flavia Freidenberg. Medios de comunicación y opinión pública. Cap 9: Internet, política y opinión pública.
Katz, Blumler y Gurevitch (1974/1994:129)
Botero Montoya Luis Horacio. Comunicación pública, comunicación política y democracia: un cruce de caminos.
Sartori Giovanni. Sociedad, información y desinformación