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Por esos imponderables del destino, la Navidad me sorprendio en un apacible poblado de la costa este de Florida. Mas de uno pensaria que, al mejor estilo gringo, vine a caer en la trampa del comprador navideno compulsivo pero curiosamente no todo aqui huele a extenuantes jornadas de shopping por mas que nos encontremos en Estados Unidos, el corazon de la capital mundial del consumo. Contrario a lo que dictaria nuestros prejuicios, en Vero Beach me encontre con un remanso de paz y tranquilidad en medio de la voragine consumista y el ajetreo propio de sus ciudades vecinas como Orlando y Miami en un fin de ano.
Para contarles un poco Vero Beach es una pequena ciudad ubicada en el condado del Rio Indio en el Estado de Florida. Cuenta con una poblacion de mas  de 15 mil habitantes, con una diversa mezcla cultural de blancos (en su mayoria), afroamericanos, amerindios y asiaticos. Como es tipico en las ciudades modernas y desarrolladas, cuenta con autosuficencia administrativa y brinda todos los servicos necesarios para vivir placida y comodamente, incluyendo aeropuerto y marina. Tomada por adinerados ancianos  retirados, el pueblo dista mucho del estereotipo de ciudad que nunca duerme. Aqui les aseguro se duerme, se vive y se come muy bien. Tal vez no es el lugar ideal para el joven promedio, ansioso de aventura y diversion en los parques de Disney, pero, lo cierto es que a estos lugares, precisamente por estar en peligro de extincion, tambien se les llega a tomar el gusto, sobre todo los que venimos de ciudades de locos como San Jose.
Rodeada de lagos, pantanos y zonas verdes, mezcla en dosis perfectas playa y montana, dos de mis ambientes predilectos. El verdor de sus bosques encantados, se combina con una hermosa playa de arena blanca que invita a propios y extranos a dejarse acariciar por sus aguas cristalinas mientras se observa un bello atardecer adornado por garzas y pelicanos, todo un deleite a la vista y un balsamo para el alma.
Cuando uno procede de un pais donde se vive a mil por hora, absorto en presas, madrazos, bullicio y demas yerbas estresantes, precisamente eso es lo que se busca:  desconectarse un poco del ajetrero y recargar energias a la vera del Indian River, con delfines revoloteando en sus aguas, yates surcando sus aguas y exoticas aves dibujando finos trazos invisibles en un cielo dicembrino despejado. Ah, eso es vida! O si no degustando deliciosos platillos y pecadillos en algun restaurante de West Palm Beach, al calor de una soleada tarde que ilumina rascacielos, calienta el asfalto de largas carreteras perfectas y sosiega el espiritu del visitante en alguna banca de parques impecables con vistas a lagos infinitos. Que mas se puede pedir?
Esas son algunas de las enriquecedoras experiencias que he vivido en mi periplo por esta hermosa ciudad y sus sectores aledanos. Como no todo puede ser perfecto y venir hasta aca sin ir a Disney seria casi un delito federal, es probable que, para celebrar el fin de ano, cambie la paz de Vero por la locura de Orlando. Todo sea por darle un abrazo de feliz ano a Michey y su sequito de divertidos personajes. De vez en cuando se vale volver a la ninez, puede que hacerlo mas seguido sea la formula para vivir mejor en el 2014. Eso y deleitarse con la magia de viajar y conocer otras culturas puede ser un buen proposito de ano nuevo. Desde la Tierra del Tio Sam, les deseo unas felices y relajadas fiestas. Feliz 2014!