Fueron dos días de intenso aprendizaje. Por más que el cansancio de sus labores cotidianas o el cuidado de sus hijos a veces las distrajera, ellas estaban comprometidas con su educación.
Ni la distancia ni el largo viaje emprendido desde sus humildes caseríos, ubicados algunos en lo más profundo de la montaña, opacó el inquebrantable espíritu de superación que evidenciaban sus miradas curiosas y atentas.
Sabían que era mucho más fructífero el camino de formación que se aprestaban a iniciar que el que acababan de dejar atrás para llegar a su punto de encuentro, en Cobán, cabecera del departamento de Alta Verapaz, a 212 kilómetros de la ciudad de Guatemala.
Dejando de lado por algunas horas sus obligaciones domésticas o laborales, cerca de 25 mujeres indígenas rurales se adentraron en la meca de las grutas y cavernas para –paradójicamente- salir de la oscuridad que provoca la falta de información.
Fue en un céntrico hotel de la ciudad imperial donde encontraron la luz hacia una verdadera educación financiera que promete mejorar la calidad de vida de ellas y de muchas otras mujeres productoras de zonas rurales necesitadas.
Empoderamiento económico
Todo era parte del proyecto de Empoderamiento Económico Integral de las Mujeres Mayas Rurales (PODEEIR), ejecutado por We Effect y nueve organizaciones socias, con el financiamiento de la Embajada de Suecia en Guatemala.
Con una duración de tres años, el proyecto busca fortalecer la inclusión financiera y facilitar procesos de información y formación en el uso adecuado e impacto de los servicios financieros, así como administración de los recursos económicos de las mujeres mayas rurales y sus familias, en los departamentos de Alta y Baja Verapaz, El Quiché, Sololá, Huehuetenango, Quetzaltenango y Chimaltenango.
En palabras de las propias participantes, era una excelente oportunidad para aprender sobre la importancia de ahorrar “aunque sea en pequeñas cantidades” y adoptar hábitos para una vida financiera saludable.
Fue así como Elvira, Soila, Candelaria, Alicia, Teresa y Sofía, por citar algunas, tomaron la decisión de sortear cualquier obstáculo o excusa y, aunque fuera con sus bebés al hombro, llegar a participar de la actividad.
Entre charlas, dinámicas, reuniones, risas y reflexiones, todas ellas y sus colegas emprendedoras fueron partícipes de los Círculos de Estudio -grupos de discusión sobre un tema de interés común-, empleados para validar el contenido de las guías de educación financiera.
“No lo enseñan en la escuela”
Bajo esta metodología y dirigidas por las facilitadoras de Villalobos y Asociados, las mujeres formaron equipos y, a lo largo de distintas sesiones de trabajo, fueron analizando, discutiendo y aprendiendo temas varios relacionadas a la educación financiera, tales como metas, ahorro, crédito, presupuesto, tasas de interés, seguros, consumo inteligente, etc. Posteriormente compartieron sus experiencias, aclararon dudas sobre el contenido y, para finalizar, recibieron la asesoría de representantes de una cooperativa de ahorro y crédito sobre acceso a servicios financieros.
Aunque algunas tenían más conocimientos previos del tema que otras, todas coinciden en la relevancia de contar con estos espacios de formación para beneficio propio y de sus familias. “Esto no nos lo enseñan en la escuela y muchas mujeres no tenemos el acceso a productos financieros, lo cual es indispensable para gozar de autonomía y no depender de otras personas”, comentó Ixmucané Sis Tista, del municipio de Salamá y miembro de la organización Ut´z Che´.
Su compañera, Elsa Xitumul, vecina del municipio de San Miguel Chicaj, en Baja Verapaz, afirma que “queremos aprender juntas de inclusión financiera, acceder a financiamiento y desarrollar buenos hábitos sobre el uso del ahorro y préstamos”.
Es tan valiosa la información y herramientas obtenidas que mujeres emprendedoras como Ixmucané o Marta Lainze, quienes se dedican a las artesanías y venta de huevos, respectivamente, podrán comenzar a aplicar técnicas para administrar de una forma más productiva y eficiente sus negocios.
Orientar y ayudar
Pero su misión no se queda ahí, sino que su mayor interés es servir de agentes de cambio para las demás mujeres que habitan en sus comunidades o que integran las bases de las asociaciones que representan.
“Muchas no conocen o no saben cómo llevar a la práctica esta información; la idea es orientarlas y ayudarlas a que dispongan de un ahorro y un mejor control sobre los ingresos y gastos del hogar”, dice Marta, vecina de La Esperanza, en Cobán.
Todas ellas son las encargadas de asimilar y replicar la información en sus respectivas comunidades para alcanzar la meta propuesta con el proyecto: capacitar a 7 mil mujeres mayas rurales de Guatemala. “Afortunadamente tenemos las guías y el dominio de los dialectos nativos para poder transmitir los mensajes claves”, agrega Leidy Marleny Tista, quien habita en el caserío El Tempisque.
¿Cuál es la esencia del mensaje a transmitir? Ixmucané lo tiene muy claro. “No gastar más de lo que tengo, evitar el consumismo, priorizar en el ahorro y saber invertir el dinero”. Tanto ella como las demás participantes esperan que, con el apoyo de We Effect y demás organizaciones socias -a las cuales agradecen profundamente-, ese consejo, sencillo pero poderoso, permita a muchas mujeres más disfrutar de una vida digna, próspera y de empoderamiento en todas sus facetas.