Los ticos somos buenos para celebrar. Desde logros de mayor alcance nacional como la medalla de oro de Andrea Vargas, en Lima, o un gane de la Sele–que ya extrañamos- hasta los más personales como una promoción laboral o la graduación universitaria de un familiar.

En lo grande y en lo pequeño, en lo público y en lo privado, motivos para celebrar hay de sobra y si no los inventamos. Aunque algunas razones rayen en lo absurdo, la verdad no me quejo. En hora buena que así sea. Lo veo hasta muy necesario, en aras de resguardar la cordura, ante tanto mal que agobia a nuestra sociedad (desempleo, crisis, IVA, huelgas, etc.)

Lo que no me termina de cuadrar es que esas celebraciones se circunscriban exclusivamente al deporte. Creo que hay muchos otros ámbitos, quizás menos populares, donde se fraguan a diario hitos históricos que merecen igual atención que el tercer lugar de la Selección Femenina, en los Juegos Panamericanos, el campeonato mundial de la boxeadora Yokasta Valle y el de Amalia Ortuño, en crossfit adaptado, por citar algunos de los más recientes. (todos, dicho sea de paso, protagonizados por mujeres. ¡Bien por ellas!).

Lamentablemente, ya sea por desinterés, ignorancia o falta de difusión, pasan inadvertidos para la mayoría, aunque su consecución bien vale, como mínimo un brindis y una sincera felicitación. Hace poco, en San Ramón, presencié uno de estos acontecimientos memorables. En el mes de los 198 años de vida independiente, fui testigo de cómo hay compatriotas que, cual próceres modernos, libran luchas diarias por hacer patria.

Trabajando arduamente, emprendiendo, dotando de empleo a sus comunidades o simplemente haciendo lo que las hace feliz. Tal es el caso de Cinthya Montoya, mejor conocida como Cin La Buscadora de Libros, quien, tras cuatro años de haberlo visualizado en su mente, cumplió el sueño de contar con su propia librería independiente (otra mujer demostrando que sí se puede).

Un concepto innovador

Tuve el honor de ser invitado, junto a un grupo de colegas escritores, al acto inaugural de Librería Infinito. Y si ya de por sí la apertura de una librería debería ser motivo de regocijo, esta, en particular, merece doble ovación. No se trata de una cualquiera. Detrás de ella hay un innovador concepto que fomenta la afición por la lectura.

Con solo ingresar, me pude dar cuenta de ello. Paredes decoradas con árboles, montañas y sugerentes figuras geométricas, muebles recién barnizados para acomodar la amplia variedad de textos (todos abiertos y al alcance de los visitantes), espacios infantiles donde los más pequeños jugaban con personajes sacados de algún cuento de hadas y cómodos sillones para que los adultos lean a sus hijos las historias de Pinocho o el Principito.

Todo lo anterior, complementado con firma de libros, trueques y subastas de “tesoros”, reseñas, entrevistas, entre otras dinámicas. En definitiva, como bien lo define su propietaria, un espacio especial para los amantes de los libros. Acá, a diferencia de Gustavo Matosas, estoy seguro que no se aburrirá. “Queremos que no olviden lo maravilloso que se siente entrar a mundos creados por las letras que alguien escribió”, agrega Cinthya.

Aún hay esperanza

En tiempos en los que muchos le rehúyen a la lectura, incluyendo profesores –más de un 70%, según el VII Informe del Estado de la Educación- participar de la actividad fue un verdadero regocijo para el alma. Acabando de publicar un artículo en el que censuraba la apatía literaria existente en este país y la falta de destrezas de lectoescritura en los jóvenes, ver, de repente, a tantas personas en familia ahí reunidas, echando a volar su imaginación y entregadas a uno de los mayores placeres de la vida, me demostró que no todo está perdido.

Aún hay ciudadanos que valoran el significado de un buen libro y el esfuerzo que este conlleva, sobre todo para los escritores independientes que nos estrenamos en el oficio. Pero, sin duda, de nada valdría nuestra tesonera labor sin aliados, que crean en nosotros y demuestren su verdadero espíritu de civismo y compromiso con el desarrollo del arte y la cultura nacionales.

Así se hace patria y este tipo de logros también se deben festejar. ¡Que viva quienes nos hacen sentir orgullosos de gozar de una patria libre, independiente y con deseos de leer y progresar hasta el infinito!