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Afortunadamente esta otra novela sí tuvo un final feliz. Ya a nadie hay que contársela, en las últimas horas se ha convertido en un best seller, aquí en Costa Rica y en el mundo. Todos la han leído y hablan sin cesar de su protagonista, un humilde costarricense nacido en un pueblito de la Zona Sur de nuestro país. Para saber de qué se trata, basta con abrir los periódicos, navegar en internet, meterse a las redes sociales. Nadie es ajeno a la trama de esta historia orgullosamente nacional. El título resuena en todo sitio y los costarricenses no nos cansamos de repetirlo hasta la saciedad: ¡Keylor Navas en el Real Madrid!

Vaya, esas sí son palabras mayores. Nunca imaginé tener el privilegio de poder escribirlas. Pero no por dudas sobre la demostrada capacidad de nuestro portero, si  no por lo difícil que es llegar hasta donde llegó. Pero él lo hizo y hoy enorgullece a un pueblo entero. ¡Qué alegría! ¡Qué inmensa satisfacción! No hay ciudadano en esta tierra bendita que en este momento no sienta henchido el corazón de fervor patrio. Ver la bandera tricolor ondear en el Santiago Bernabeu no tiene precio. Es una muestra de que este país está para librar duras luchas y conquistar altos derroteros.

Como costarricense, como portero de mejengas –creo que decir colega sería demasiado jactancioso – y a pesar de ser seguidor del Barcelona, no puedo sentir más que ORGULLO, en todo el sentido de la palabra. Keylor nos está poniendo en ojos del Planeta con su arribo a uno de los mejores equipos del mundo, el mismo que ha dado cobijo a grandes leyendas como Zidane, Figo, Ronaldo, Beckham, entre tantos otros.

A estas alturas no creo que alguien ignore dónde queda Costa Rica o que nos vuelvan a confundir con Puerto Rico. Con su calidad, deportiva y humana, Keylor ha colocado a este país en la cúspide de las máximas glorias deportivas. Así de sencillo, así de grande. ¡Enorme! Felicidad, alegría, emoción, satisfacción… en eso se resume el sentimiento que nos embarga a todos en Costa Rica.  Es como un deseo incontrolable por salir a gritarle al mundo que ese que se tomó la foto con Florentino Pérez en el palco de honor y que desfiló por la gramilla del Bernabeu, es un tico, como usted o como yo… y que está para grandes cosas, como usted o como yo.

Si él pudo, por qué no vamos a poder quienes hoy le vemos orgullosos y hasta con algo de envidia por todo lo que ha ganado con su llegada a la Casa Blanca. Un salario billonario, auto de lujo, mansión, su propia ciudad deportiva con un megagimnasio, patrocinios, eventos de alta sociedad…  Sin duda, un sueño hecho realidad. Y es que viéndolo bien, hasta la esposa de este muchacho es perfecta (¡Qué mujer por Dios!, con todo respeto). Entre tanto premio que le concede la vida, ¿podrá pedir algo más? Claro que sí. La titularidad y el protagonismo en el Real.

Sinceramente bien merecido lo tendría Keylor, quien no siempre las ha degustado maduras. Debió soportar horas bancas, estar relegado a un segundo plano, primero en Saprissa y luego en España, hasta que le llegó la hora y decidió aprovecharla al máximo. ¡Y vaya que lo hizo! No dudó un segundo en demostrar que posee las cualidades físicas y mentales para defender los tres tubos como un legítimo cancerbero. Verlo atajar es un espectáculo. Escucharlo hablar, una lección de vida: centrado, sereno, maduro. Si de algo podemos estar seguros es que podrá estar codeándose en Madrid con otros extraterrestres del fútbol, pero jamás despegará sus pies de su querido Pérez Zeledón, donde detuvo por primera vez un balón, sin tan siguiera contar con la plata de los pases.

Cómo él dice, no fue sacar un numerito y pegarse la lotería. En su vida no hubo cabida a la suerte. Todo se lo debe al trabajo, la constancia, el esfuerzo, la paciencia y sobre todo en algo que, en palabras de Tano Pandolfo, a muchos nos gana y por goleada, su absoluta y total fe en Dios.  He ahí el secreto de su éxito y que él, en su humildad, la comparte para que otros sigan sus pasos y lo emulen en sus respectivos quehaceres.

Observando en estos días los videos de los entrenamientos de Navas con el club merengue no puedo explicarles lo bien que se siente verlo ahí, haciendo sus prácticas de rigor al lado de Iker Casillas y Diego López. ¡Qué grande Keylor! ¡Enorme! Sin duda, un hito histórico. Estoy seguro que, como hace con el balón, el se resistirá a soltar la pluma dorada con que se escriben las más brillantes páginas del fútbol mundial. Y espérense, que lo mejor está por venir ¡Pura Vida y Hala Madrid!